Refugios de El Bolsón [Parte 1]
Hola! En este nuevo post voy a comentarles mi experiencia con los refugios de El Bolsón. Decidí dividirlo en partes para que no se haga muy largo. La primera parte corresponde al 2018 y la segunda al 2019. Ambos viajes en los primeros días de Marzo.
Al principio, la idea fue Lago Puelo. Todavía el nombre de El Bolsón no me sonaba, ni siquiera sabía dónde quedaba. Había visto un programa en la tele donde mostraba Lago Puelo y me voló la cabeza. Pensaba: algún día voy a ir para allá a sacar fotos, debe ser un paraíso. Viendo esas imágenes me empezó a brotar esta idea de viajar solo. Podría ser una buena oportunidad. Pero surgieron las excusas: no tengo guita, no tengo mochila, no tengo carpa, etc. No fui a Lago Puelo pero fui con amigos a hacer la Ruta de los 7 Lagos. Fue uno de los mejores viajes de todos, junto con este que voy a contar ahora.
Se venía un viaje largo. Planifiqué para hacerlo todo en colectivo y en modo rata (sacando pasajes un mes antes y con descuento de estudiante para todo lo que se pueda).
A mi no me molesta estar tanto tiempo viajando. Disfruto mucho del paisaje y si alguien invita con el mate, mucho mejor. Se hizo eterna la ida. Pero el último tramo, Bariloche – El Bolsón, fue una postal tras otra.
Llegué. De manija y apurado saqué el pasaje de vuelta ya que había leído que mucha gente a último momento no consigue pasajes para Córdoba.
Lo saqué por las dudas, capaz que si volvía antes podía cambiar la fecha, después vería.
Fui a registrarme para los refugios, estaba muy emocionado por todo lo que tenía pensado hacer y al mismo tiempo pensaba “qué carajo estoy haciendo acá, tan lejos y sin conocer a nadie”. Era algo nuevo.
Me tomé un remís para llegar al camping del Río Azul. Si tenés tiempo y muchas ganas de caminar, podés ir caminando (está bastante lejos). Mi primera idea era hacer noche ahí y a la mañana siguiente, bien temprano, arrancar hacia refugio Cerro Lindo.
Y ahora que me acuerdo, ésta fue una de las imágenes con las que me decidí en ir a El Bolsón: el maravilloso lago tricolor en el Cerro Lindo (no encontré al autor de la foto).
El camping es muy lindo: tenés electricidad gratis en cada parcela, la gente es muy amable y estás pegado al Río Azul. Un lugar ideal para estar rodeado de naturaleza, disfrutar el relajante sonido del viento y el río. Además, se lo considera como el punto de partida hacia el refugio Cerro Lindo.
Bueno, la cuestión fue que no pude ir al Cerro Lindo jaja. Aparte de que no estaba habilitado, nunca encontré el camino (era muy novato en trekking). Me quedé dando vueltas, buscando algún cartel o indicación, pero no vi nada. Una decepción. Encima no había gente en el camping que vaya para el refugio.
Tras esto, me fui al centro y me tomé un colectivo a Lago Puelo. Cambio de planes. Pasé dos días en el camping del Parque Nacional. Me tocaron unos días de pleno verano. El camping me pareció muy bueno, se merece 10 puntos.
Tomar una cerveza helada en la playa, unos mates, escuchar música, sacar fotos y comer unas tortas fritas fueron algo mágico. ¡Qué zarpado lugar!
Otra cosa que me fascinó fue lo largo de los atardeceres y sus colores. Había una mezcla de verdes, violetas, azules y naranjas espectaculares que se extendía hasta las 9 de la noche (muy diferente a lo que se ve en Córdoba).
A la mañana siguiente, a primera hora, empecé a preparar la mochila y todas las cosas para arrancar rumbo a Hielo Azul. Tenía un camino bastante largo, sabía de antemano la duración y me lo había mentalizado.
Llegué a El Bolsón, pasé a registrarme por la oficina de informes de montaña (vayan siempre a registrarse antes de ir a un refugio, por precaución) y partí a Doña Rosa. Éste lugar es un punto de partida al Hielo Azul. Hay un camping por ahí, me parece, pero estaba cerrado.
El Bolsón es un lugar con muchas pasarelas, lo que lo hace aún más lindo.
A las 11 de la mañana arranqué. Venía muy cargado de equipaje: mochila de 60lts cargada de comida, ropa, ollas, anafe, el equipo fotográfico, la carpa y la bolsa de dormir. La adrenalina, la felicidad de estar ahí y no sé qué carajo más (capaz la magia de El Bolsón, como dicen) te hace cargar energías y llegás tranquilamente.
Antes de arrancar, asegúrense de tener MUCHA agua. Si van a ir desde Doña Rosa pueden cargar agua en el río. Aprovechen para tomarse la vida y carguen como mínimo 1 litro por persona. Y también, sobre todo, comida, golosinas, protector solar y gorro o gorra. Con eso andan bien y no les va a preocupar nada.
La primera parada para descansar un poco y comer algo fue el mirador del Mallin. En ese punto van a ver un cartelito que dice “Refugio: 3,30hs”. Faltaba mucho.
Qué manera de pasar de sed, la verdad. Iba tomando de a sorbos cada cierto tiempo. También el cansancio estaba pegando fuerte, a cada rato iba parando, los pensamientos te empiezan a joder con “¿falta mucho?”, “uh, no llego mas”, “¿dónde mierda hay un río?” y muchas más puteadas exageradas.
Pero con un poco de música o simplemente mirando y apreciando dónde estaba, toda esa mierda se disolvía. Recuerdo ir escuchando Toro y Pampa de Almafuerte en un momento. Gracias por generarme más energía.
En un momento escuché un sonido milagroso: el río. Fue como volver a nacer. Y, a una hora de llegar, la ansiedad empezó a subir. Encontraba una postal a cada segundo. Por fin, el premio por las más de 7 horas de caminata. Llegué cerca de las 19:30.
Llegué justo antes de que se escondiera el sol atrás de la montaña. Parece un lugar de cuento, de película. Una maravilla inexplicable. Me asome por la carpa para ver como iban los fideos y vi esta ZARPADA escena. Me quedé solamente una noche. Iban a ser dos ya que quería quedarme un día más para poder ir al glaciar. Lamentablemente elegí una fecha donde no hay casi nada de gente y justo cuando empiezan las lluvias. Ese camino era necesario con guía pero como se venía una tormenta no hubo alternativa y se terminó suspendiendo. Toda la gente partió hacia otro refugio y yo hice lo mismo.
Una decepción por el glaciar, estaba muy ansioso por conocerlo, pero bueno… Todavía seguía mucho más y al día siguiente llegaría lo más alucinante de todo, algo que no imaginaba conocer.
Al otro día, todos los que estábamos en el refugio partimos rumbo a Refugio Lago Natación. Yo me colgué y me quedé atrás. Esto de ir sacando fotos me hace llegar siempre tarde (y más en lugares como estos).
Qué pedazo de lugar. Agradezco haber estado esos días ahí. Agradezco también a la gente, qué lindo grupo se armó. Afuera llovía, pero estábamos todos en el refugio compartiendo charlas y mates.
En un momento empezó a parar la lluvia. Uno de los pibes tiró la idea de ir al Anfiteatro, me sumé sin dudarlo. Tenía ganas de caminar un rato. Salí así nomás, no lleve ni el celular. El Anfiteatro está a 15 minutos más o menos del refugio. Es un camino muy sencillo, solamente hay que seguir la manguera que trae el agua desde el glaciar. El refugiero nos dijo que CAPAZ encontremos algunas formaciones de hielo, pero que seguramente iban a ser muy chicas. Llegamos al Anfiteatro. Se trata de una llanura frente a la montaña. Sí, parece un anfiteatro. TREMENDO.
Bueno, ahí estaba el hielo. A simple vista no parecía algo de otro mundo, pero al acercarte descubrís esta maravilla:
Una cosa de locos. No sé cómo describirlo. Vayan alguna vez y saquen sus propias conclusiones. Es impresionante y está muy cerca del refugio. Las fotos las saque en mi segunda vuelta, la primera vez no había llevado el celular ni la cámara por la lluvia. Y otro regalo más, SE EMPEZÓ A DESPEJAR y me dejó este terrible atardecer.
Me quedé dos noches. Perdí un día por la lluvia, encima estaba con la carpa y era media berreta.
Próximo destino: La Tronconada.
Con todas las pilas, a la mañana siguiente cerca del mediodía, arranqué al próximo refugio. Me despedí y agradecí a los refugieros por la buena onda. El día estaba a pleno, había nubes todavía pero estaba seguro que no iba a llover. El sol se asomaba a cada rato. Antes de ir a otro lugar SIEMPRE recarguen agua, por si no encuentran ningún río. Habrán sido 4 horas y siempre en bajada. El Natación está a 1400 msnm, si no me equivoco. Las piernas y las rodillas ya me estaban pasando factura. Ya se me estaba haciendo muy difícil y ahora en bajada era peor, no niego que tenía un poco de susto (o cagaso). Pero las vistas compensan todo:
Una parte del camino estuvo complicada: hay partes que a mi parecer no estaban bien señalizadas y fue una suerte haber encontrado el camino. También vas bordeando un precipicio (mucho cuidado y atentos siempre). Para colmo tenía una sola mano libre por llevar tantas cosas. Pero con mucha precaución no hay problema. Después de bajar casi por completo, el camino se hace mucho más tranquilo (en el sentido de cansancio). Los caminos están muy bien señalizados. Antes de llegar al refugio, una pasarela más, pero no una cualquiera.
Cruzando, y a pocos minutos, llegué al refugio La Tronconada. No había visto nada en internet sobre este refugio. Iba a ir primero al Retamal y después seguir a Laguitos, pero el cuerpo no me lo permitía. Estaba muy cansado y Los Laguitos estaba a muchas horas. Para la próxima sin falta.
Llegué caminando a orillas del río, un camino muy lindo. El camping del refugio se encuentra a orillas de éste. Espectacular, ideal para las noches de verano. Yo me fui directo al refugio, por las dudas que llueva (y sobre todo porque la carpa no soportaría más). La Tronconada me pareció el lugar más familiar de todos, me sentía en casa. Aprecio mucho a la familia que vive y cuida el refugio. Son un verdadero ejemplo de amabilidad y humildad. Elegí este refugio porque está muy cerca del Cajón del Azul. Justo este año el refugio se encontraba cerrado.
El clima continuaba como esperaba. Preparé el equipo de foto y me fui al famoso Cajón del Azul, que está muy cerca del refugio. Otro de esos lugares que son difíciles de describir y de mostrar en una imagen ya que son tan grandes que no caben en una foto, incluso si haces una panorámica. Hay que estar ahí porque en las fotos no se nota la profundidad. Fue alucinante. Acantilados inmensos, el color del agua, increíble.
Todo superó mis expectativas. No hay nada que envidiar a otros países, la Patagonia es maravillosa. Y eso que solo estuve en dos localidades. Hay tantos lugares espectaculares por conocer. Espero que el próximo viaje sea a El Chaltén, uno de esos paraísos fotográficos elegidos por todo el mundo. Y si no, no dudaría en volver a El Bolsón y conocer más refugios y también los poblados vecinos.
Otra cosa que me quedó clara fue que no hace falta tener un super estado físico para llegar a los refugios. Algunos están muy lejos pero si salen con el tiempo suficiente y tienen todo preparado no van a tener ningún problema. Todos dicen que El Bolsón tiene algo de magia y no cabe duda que es cierto. Esa magia te ayuda a llegar a cualquier lugar.
Si tienen la oportunidad de ir, VAYAN. Si están planeando ir con amigos a algún lugar para vacacionar elijan EL BOLSÓN. No se van a arrepentir. Por último, les dejo una de las mejores imágenes que me dejó el viaje. Fue antes de volverme a Córdoba, desde la ventana del hostel.
¡Gracias por leer!
Texto y fotos: Agustin Devani
Corrección: Facundo Devani